Entradas

Mostrando entradas de 2018

El contable

Ya no recordaba cuánto tiempo llevaba muerto, aunque sí recordaba que había tenido algo de cómico. Toda su vida, su señora esposa, le había recriminado que era un agonía con el dinero, que no podía llevar un libro de cuentas a cuesta en el que apuntaba hasta el caramelo que compraba por las mañanas para la tos perruna. Le decía constantemente que esa obsesión por el dinero le iba a llevar a la tumba, y que total, allí no se iba a llevar nada. ¡Cuánta razón llevaba en todo! Desde que estaba en el otro mundo no había vuelto a ver una moneda o un billete, y el dinero era el que lo había llevado allí, aunque no fuera directamente. La culpa fue de la hipoteca, si, de la hipoteca. No se murió cuando firmo, no, tampoco esos años que los intereses parecían no tener techo, no, tampoco fue entonces. Fue mucho más divertido, más llamativo, se murió cuando pago la última cuota. La tenía en las manos, con ese apartado que decía “Capital pendiente: 0”, fue tal la alegría que le entro que

El Sendero de los Muertos

Siempre le habían dicho que era imposible, que nadie lo había conseguido, y que no se fiara de los charlatanes que se aprovechaban de gente como él, desesperados por volver a ver sus seres queridos, para sacarles lo que no tenían. Desde el fatídico accidente que lo había alejado de ella, no había cejado en su empeño, y había buscado la forma de volver a verla, pero todo había sido en vano. Intentos que siempre acababan en sonoros fracasos. Ahora tenía de nuevo esperanzas, había escuchado que en México había alguien, un tal Mosa, que en el Día de Muertos era capaz de abrir el Sendero de los Muertos. Desde ese día puso todo su empeño en localizar al tal Mosa, y aquí estaba, a pocos días del día de muertos, en México, buscando a un desconocido sólo por un nombre, tal era su desesperación. Mosa no era alguien fácil de encontrar, más bien él se dejaba encontrar… Recorrió las calles, preguntando aquí y allá. Mientras estaba hablando con una anciana que atendía en una ti

Las Cartas

Me parecía increíble que se hubiera marchado, toda mi vida la había pasado a su lado… Miraba hacía su habitación con lagrimas en los ojos, no había tenido tiempo de despedirme de ella, había sido todo tan rápido, y yo no estaba cerca de ella cuando sucedió. Mi abuela ya no estaba, no podía creerlo, mis tíos y mi madre entraban y salían con la cabeza cabizbaja de su habitación. Mi tío José se acerco a mi, y me entrego una caja diciéndome: “Esto quería que lo tuvieras tú”. Lo mire con curiosidad, una caja metálica de galletas, no se sentía moverse nada dentro, parecía vacía. Todos me miraban, también curiosos, lo abrí y solo contenía una docena de sobres. Abrí uno de ellos, y dentro había una carta manuscrita, con una letra pequeña y cuidada, y escrita en … ¿ingles? Era muy extraño, mi abuela apenas sabía leer y escribir ¿porque tenía guardada una carta en ingles? Abrí uno a uno el resto de sobres, y todos sin excepción contenían una carta en ingles. La letra era si

Mi heroe

Noche cerrada cuando llegamos al aeropuerto. Frío, aire y nubes amenazantes… Abrigo su aún débil cuerpo al bajar del taxi, y me aseguro que la bufanda cubra su boca. El conductor niega con la cabeza, nada que pagar, todo en orden. Agarra mi brazo y caminamos serenos hacía la entrada, despacio, con el frio de la noche acariciándonos y robándonos nuestro calor, pero recordándonos a la vez que estamos vivos. Parece mentira cuando pienso que hace tres meses que llegamos, cargados de ilusiones, llenos de energía, seguros de que íbamos a vencer a ese enemigo silencioso que le había rondado desde que nació… En la puerta el guardia de seguridad no ve victoria en nuestra cara, nos mira, e inmediatamente nos señala la última cola, familias y pasajeros con necesidades especiales. Le doy las gracias pero me entristece ver como la pena brilla en sus ojos. Me esfuerzo por disfrazarme con una sonrisa y señalo la cola a mi hijo. Coge fuerzas, respira profundo, y empieza a cami